Mi corazón no mentía, pero algo presentía, y no lo pude aceptar, tanta lucha, tanta espera, tantos sueños sin final, a caso se podrían desvalorizar solo por esta alma grande y noble, pero frágil como un retoño otoñal. Me dolió tanto y extrañé mi soledad, rogué volver a ella, pero era demasiado tarde ya...
Y apareciste, para dejarme sin palabras, sin cordura y sin voluntad, disipando las falacias que yo hice mi verdad. Te adueñaste de mi esperanza, de mi pensamiento y mi realidad.
Fue alegría, desbordante satisfacción, mas esa misma noche mi alma preocupada, tuvo que buscar esa luz que me sacó de la obscuridad, aunque sabía que jamás lo volvería a mirar. A la ofensiva y lastimado, sin que lo notara, en su alma pude entrar, y su corazón repetía estas palabras que jamás podré olvidar:
Su mirada tristemente atormentada, me decía cosas que no pude entender, sufría, yo lo sé, pero tal vez en mis manos ya no estaba renacer ese querer, fue demasiado bueno para ser verdad, o fui demasiado bueno para su maldad, cosas que jamás podré asimilar, que me queman hasta el alma, y me destrozan sin piedad.
…